viernes, 12 de diciembre de 2008

COMENTARIO DE TEXTO DEL MIO CID


LA AFRENTA DE CORPES

El texto corresponde a un fragmento del Cantar de Mío Cid, obra anónima del siglo XIII, perteneciente al Mester de Juglaría. Compuesta en tiradas de versos anisosimétricos con rima asonante. Forma parte del cantar tercero y último de la citada obra.
La estructura externa del texto no podemos determinarla con exactitud por no corresponder el texto a un episodio completo, pese a ello destacamos en el texto una parte narrada y otra dialogada.
En la estructura interna encontramos los siguientes componentes:

La preparación de la afrenta
Entrados son los ifantes al robredo de Corpes,
Los montes son altos, las ramas pujan con las nubes,
Y las bestias fieras, que andan aderredor.
2700 Fallaron un vergel con una limpia fuente;
Mandan fincar la tienda ifantes de Carrion,
Con quantos que ellos traen y yazen esa noche,
Con sus mugieres en braços de muestranles amor.
¡Mal se lo cumplieron, quando salie el sol!
2705 Mandaron cargar las azemilas con grandes haberes,
Cogida han la tienda do albergaron de noche,
Adelante eran idos los de criazon,
Asi lo mandaron los ifantes de Carrion,
Que no hy fincase ninguno, mugier ni varon,
2710 Sino amas sus mugieres doña Elvira y doña Sol:
Deportarse quieren con ellas a todo su sabor.
Todos eran idos, ellos quatro solos son;
Tanto mal comidieron los ifantes de Carrion.

El diálogo de los Infantes
Bien lo creades, doña Elvira y doña Sol,
2715 Aqui seredes escarnidas en estos fieros montes.
Hoy nos partiremos y dexadas seredes de nos.
[FERNANDO]
No habredes parte en tierras de Carrion,
Iran aquestos mandados al Çid Campeador;
Nos vengaremos: ¡aquesta por la del leon!

Y la afrenta
Alli les tuellen los mantos y los pelliçones,
Paranlas en cuerpos y en camisas y en çiclatones;
Espuelas tienen calçadas los malos traidores,
En mano prenden las çinchas fuertes y duradores.
Quando esto vieron las dueñas, fablaba doña Sol.
[SOL]
2725 ¡Por Dios vos rogamos, don Diego y don Fernando!
Dos espadas tenedes fuertes y tajadores,
A la una dizen Colada y al otra Tizon;
Cortadnos las cabeças, martires seremos nos,
Moros y cristianos departiran d’esta razon,
2730 Que por lo que nos mereçemos no lo prendemos nos;
Atan malos ensiemplos no fagades sobre nos;
Si nos fueremos majadas, abiltaredes a vos,
Retraer vos lo han en vistas o en cortes.
[CRONISTA]
Lo que ruegan las dueñas no les ha ningun pro.
2735 Esora les compieçan a dar los ifantes de Carrion,
Con las çinchas corredizas majanlas tan sin sabor,
Con las espuelas agudas, donde ellas han mal sabor;
Rompien las camisas y las carnes a ellas amas a dos.
Limpia salie la sangre sobre los çiclatones,
2740 Ya lo sienten ellas en los sus coraçones,
¡Qual ventura serie esta, si ploguiese al Criador
Que asomase esora el Çid Campeador!
Tanto las majaron que sin cosimente son,
Sangrientas en las camisas y todos los çiclatones.
2745 Cansados son de ferir ellos amos a dos,
Ensayandose amos qual dara los mejores colpes.
Ya no pueden fablar doña Elvira y doña Sol,
Por muertas las dexaron en el robredro de Corpes
.

Existe un climax dramático ascendente a lo largo del relato.
El tema principal es la traición de los Infantes a su Sr. El Cid, que se hace efectiva en la afrenta.
Los personajes de los Infantes son mostrados por el autor como unos sádicos que demuestran amor a sus esposas
( “Con sus mugieres en braços de muestranles amor”.), y luego las torturan, incluso compiten para ver quien les da los mejores golpes (“Ensayandose amos qual dara los mejores colpes.”)
Con esta venganza los Infantes rompen su vínculo con el Cid (“No habredes parte en tierras de Carrion”), la toman como la venganza que tienen pendiente desde el episodio del león (“Nos vengaremos: ¡aquesta por la del leon!”), debido a la deshonra que sufrieron por las burlas que de ellos hicieron los vasallos del Cid por su cobardía. Se destaca esta afrenta nombrando a las espadas Colada y Tizona que el Cid les entregó como un regalo.
Nuevamente aparece el tema de la honra, que es el principal del Cantar, en esta ocasión se trata de la pérdida de la honra familiar, de la deshonra que sufre el Cid a través de sus hijas, se produce la pérdida del honor familiar. Es especialmente deshonrosa la forma de castigo utilizada, el martirio, por este motivo las Infantas piden que les corten la cabeza
(“Cortadnos las cabeças, martires seremos nos.”), porque es un modo más noble de morir. Las deshonra del Cid recae de nuevo en los Infantes (“Si nos fueremos majadas, abiltaredes a vos, Retraer vos lo han en vistas o en cortes.”) al igual que sucedió en el episodio del león. También se anticipa el episodio de las cortes de Toledo en la que la honra será recuperada.
Los Infantes y las hijas del Cid son un personaje dual, son dos personas que en el texto por sus acciones que son siempre las mismas son como un solo personaje.
Las infantas solicitan se las mate como a mártires (“Cortadnos las cabeças, martires seremos nos.”), tiene este episodio un carácter hagiográfico, supone la elevación de la familia del Cid y se relaciona con otro episodio sucedido en el Cantar Primero, el del Angel que se aparece al Cid en sueños para decirle que tendrá fortuna.
Con este episodio la honra del Cid que había conseguido recuperar debido a sus éxitos militares y al perdón real, alcanza su punto más bajo, nuevamente la pierde, pero ahora la pérdida es más grave puesto que alcanza a su ámbito familiar.
El autor describe este episodio con gran dramatismo, utilizando distintos recursos. La descripción del lugar donde se va a producir la afrenta, aquí utiliza el “locus terribilis” frente al “locos amoenus”. El bosque es presentado como el simbolismo medieval del horro, de lo desconocido, que se amplifica cuando habla de las ramas tan altas. Aquí utiliza la figura de la Antítesis (contraste) tanto en el lugar, como en el comportamiento de los infantes (ver párrafo del sadismo).
El dramatismo del suceso aumenta con la descripción tan detallada que se hace del episodio del castigo. El narrador utiliza el recurso de la “ironía narrativa”
(“Ya lo sienten ellas en los sus coraçones.”) resaltando el tono trágico, anticipa los hechos horribles que pasarán. Existe un climas dramático ascendente que va desde el principio hasta la paliza.
El narrador se muestra subjetivo, se manifiesta abiertamente para mostrar más dramatismo
(¡Mal se lo cumplieron, quando salie el sol!. / ¡Qual ventura serie esta, si ploguiese al Criador. / Que asomase esora el Çid Campeador!.) al auditorio. Son intervenciones que expresan un deseo (2741-42), en el 2740 encontramos una exclamación admirativa.
En cuanto a los recursos orales utiliza 3 muy imporantes en la épica, los epítetos épicos (los malos traidores), estructuras de tipo bimembre (recurrir a uno y a otro), moros y cristianos (es decir todo el mundo), Alli les tuellen los mantos y los pelliçones (o vasallos y señores).
Los tiempos verbales utilizados son el pasado como tiempo narrativo, el presente como recurso para acercar a los lectores, el uso de adverbios de tiempo que actúan como actualizadores de la acción
(“essora”, “ya”) consiguen que la historia sea más cercana para el oyente.
Conclusión: en este texto encontramos que los infantes rompen los vínculos de vasallaje con su señor, el episodio justifica el final del Cantar, puesto que con la afrenta, en la estructura interna del cantar la honra del Cid llega a su punto más bajo, pero será recuperada en las Cortes de Toledo y duelos de Carrión. Encontramos también otro de los temas subyacentes a lo largo del Cantar la lucha entre la alta y baja nobleza.